domingo, 30 de agosto de 2009

Leeuwenhoek: el nacimiento de la Microbiología

Una historia que conocen los nenes de 4to C

“El trabajo que llevo haciendo de un tiempo a esta parte no lo hice para conseguir las alabanzas que ahora recibo, sino que fui impulsado por la curiosidad de conocer, la que me parece tener en mayor medida que otros hombres. Y además siento la obligación de que cuando encuentro algo notable veo que he de registrarlo por escrito para comunicárselo a las personas inteligentes”. .

Así se describía, en una carta fechada en Delft el 12 de junio de 1716, Anthony van Leeuwenhoek. Años antes, en 1683 dejó para la historia el primer registro gráfico de las bacterias, tomadas de la boca, y de cómo se mueven, Leeuwenhoek se refería a ellas, y a los demás seres microscópicos que observaba como “animálculos”, un nombre que luego se cambió por microbios, el que hoy en día usamos. Posiblemente ya en 1676 había observado bacterias en muestras de agua.


Retrato de Leeuwenhoek. Pintado por el holandés Jan Verkolje, se conserva en el Rijksmuseum de Amsterdam.

Al contrario de muchos científicos de su época Leeuwenhoek no hablaba latín ni publicó nunca un libro, sus descubrimientos los relataba en un lenguaje informal en cartas que, en su mayoría, envió desde 1673 hasta 1723 a la Royal Society (la academia de ciencias del Reino Unido) en cuya biblioteca se conservan. En 1680 fue nombrado miembro de la sociedad y sus más de 300 escritos se compilaron en un par de volúmenes, en holandés y en latín, durante su vida.



Bacterias de la boca observadas y dibujadas por Leeuwenhoek. “Una increíble gran multitud de animálculos vivos , nadando más ágilmente de lo que yo antes había visto. Los de más tamaño… retorcían su cuerpo haciendo curvas para ir hacia delante… Es más, los otros animálculos se encontraban en número tan grande que toda el agua parecía estar viva”.


Leeuwenhoek no fue la primera persona que descubrió los microbios, ya que al menos alguno de sus efectos, como la fermentación, eran conocidos desde antaño, pero sí que fue con seguridad el primero en ver un microbio aislado, en notar que se movía, y dejar registrada su forma y el camino que siguió. Hacía sus observaciones con un instrumento fabricado por él mismo, un microscopio simple, es decir formado por una sola lente diminuta, hecha a mano y técnicamente excepcional, con la que pudo aumentar la imagen hasta 300 veces. No es, pese a su nombre, un instrumento fácil de fabricar ni de utilizar, y Leeuwenhoek, con cierta mentalidad mercantil, pues no en balde era comerciante en telas, no explicó todos los detalles técnicos. Tampoco reveló la técnica que utilizaba para iluminar las muestras. por lo que recomponer sus microscopios y sus observaciones fue un trabajo laborioso. Sus descripciones fueron en principio puestas en duda por la academia y no se aceptaron sin antes enviar a Delft una delegación que las verificó.

El microscopio simple no pasa de ser una lente colocada en un orificio entre dos placas de metal, o sea una lupa. Pero a diferencia de las lupas cotidianas, Leeuwenhoek fabricaba lentes de una gran curvatura, casi esféricas. Posiblemente lo hiciera fundiendo un hilo de vidrio para formar una pequeña gota, que con habilidad conseguía fuera esférica, y tras romper el resto del hilo pulía el punto de rotura a mano. Además de alguno de sus microscopios, se conservan muestras enviadas por Leeuwenhoek a la Royal Society, entre ellas semillas y preparaciones de algas. Los microscopios que utilizamos en la actualidad, que consiguen aumentar la imagen algo más de mil veces, se basan en la combinación de un mínimo de dos lentes, por lo que se llaman microscopios compuestos. En el siglo XVII la tecnología primitiva de la óptica de esos instrumentos aumentaba la imagen diez veces menos de lo conseguido por Leeuwenhoek con sus lupas.


Microscopio hecho por Leeuwenhoek. Este ejemplar se conserva en el Museo de la Univerisdad de Utrech. Tiene una lente esférica que alcanza los 295 aumentos. Se han publicado varios procedimientos para fabricar réplicas de los microscopios de Leeuwenhoek.

Anthony van Leeuwenhoek nació el 24 de octubre de 1632, era hijo de Philip Thonisz un cestero de Delft. Fue bautizado con el nombre de Thonis, pero adoptó el nombre Anhonij y le añadió el apellido van Leeuwenhoek, por la cercanía de la casa de su padre a una puerta llamada del león (leeuwen en holandés). Murió en su ciudad natal a los 91 años el 30 de agosto de 1723. Además de los microbios descubrió los espermatozoides y el flujo de la sangre por los capilares. Su afición por las lentes pudo derivar de cuando era aprendiz en una tienda de telas en Amsterdam donde las lupas eran una herramienta de trabajo cotidiana para contar el número de hilos de los tejidos.

En sus propias palabras:

“Ninguna vista ha alcanzado mi ojo más placentera que esta de tantas miríadas de criaturas vivas dentro de una pequeña gota de agua”.

Acá su biografía completa


Fuente

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